1.08.2013

"Tiempo después, Amapola se sentaba en el balcón de su casa y mientras mascaba chocolatitos de toda denominación, se miraba en los cristales preguntándose si tenía cara de fama. Se había ido convenciendo cada vez más de que Candelaria era un cronopio escurridizo color verde sapo y cuyo único propósito había sido simplemente pasar por su vida como un ventarrón dejando todo en rumano. Y, qué te dijera yo, el rumano no era el idioma preferido de la pelirroja.  Amapola hubiera preferido que ella le dejase la vida en francés o en italiano. El rumano y sus inentendibles caperucitas sobre las vocales le provocaban de vez en cuando unas ganas tremendas de tirar todos los chocolatitos por la ventana y echarse a llorar en alemán, hilando sollozo tras sollozo. Pero esto era sólo a veces, cuando no entender le reventaba la cabeza... El resto del tiempo Amapola dejaba las cavilaciones en casa, se subía a algún bus y se iba en busca de una esperanza, total le venía bien una mano para traducir todo al español otra vez. Y poder comenzar de nuevo a conjugar."



(Si no entiendes un carajo de todo lo que delira Amapola,
 te sugiero que leas a Cortázar.)

1 comentario:

  1. AMO AMO AMO AMO este post :D
    Me hace correr feliz como un recuerdo de cronopio.

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¡Tú! ¡Sí, tú! No te hagas rogar y coloreame un tanto..