2.11.2014

El mito del minotauro.

Me he perdido en mil espejos buscándole. Me he vestido hasta de resignación. Nunca la encontré de nuevo hasta que la vi allí, frente a mí, soplando un diente de león mientras cruzaba los dedos. “He deseado verte, guapa, y el deseo se cumplió”, dijo y su voz despertó al minotauro en mitad de mi laberinto. No necesitaba desearlo al cosmos, pensé, bien sabía que sin dudarlo yo le hubiera cumplido el capricho; y aunque el cosmos no quisiera, eso estaba haciendo. Cumpliéndole otro deseo mientras adentro todo temblabla. La bestia me embistió la garganta y entonces le pedí a ella que hiciera silencio con la mirada y se me llenaron los ojos de gritos. Encendimos un cigarro, mitad por necesidad, mitad por costumbre. Nunca ha sabido oírme las pupilas y siempre he optado por cerrar los ojos para conservar la calma. Hablaba, su voz cadenciosa decía cosas que no oí. Me llené de humo las esquinas y deseé que fuera suficiente para cegar el mito, para evitar robarle la hazaña a Teseo. Para que no se me desbordaran los cuernos y las heridas, para marear al minotauro. Entonces me alzó tirando sólo de mi mano y supe que, si me lo pedía, juraría ir hasta el cielo aunque me perdiera a mitad de camino porque siempre me gustó más desencontrarla. Y me eché a llorar, allí en mitad de las palomas, fui aguasal que navegó buscándole. El minotauro se enredó en el hilo y me atizó con fuerza las costillas. Una vez más me he perdido en mil espejos. Reboté entre paredes y callejones sin salida mirando sus ojos negros y elevé medio millón de plegarias a sus caderas para que no me encontrara el monstruo, pero ya me había encontrado. Vivía en mí. Bufaba entre el hueco que dejaban mis suspiros buscando alcanzarla. Me negué. Ella se río de algo que no alcancé a escuchar. ¡Qué linda se ve cuando ignora mis tragedias! La abracé con fuerza de mil titanes. Partió. Me he buscado en mil espejos perdiéndole, me he vestido de renuencia y quebré la brújula. Ella se ha ido, duerme el minotauro, se ha izado la mar. 

3 comentarios:

  1. Lindos los minotaurios, lindos los gritos ahogados.

    ResponderEliminar
  2. Ignórame, esto vale la pena, tanto así que seria un helado con salsa de soledad en una tarde de lluvia. Aqui te leemos tres.

    ResponderEliminar

¡Tú! ¡Sí, tú! No te hagas rogar y coloreame un tanto..